Una vez desarrollados los escenarios de superficie y reparto modal, se establecen los niveles de eficiencia, para cada tipo de edificio, en los Escenarios de Continuidad y Eficiencia.
Los componentes básicos de consumo energético que se han considerado son envolvente del edificio (paredes, cubiertas y suelo y superficies acristaladas), iluminación, equipamientos y climatización, a los que se les ha aplicado distintas medidas de eficiencia activas. También se han incorporado elementos pasivos como los distintos espesores de aislante, las roturas de puente térmico, la inercia térmica, las ganancias solares para calefacción o la iluminación natural.
No se han incorporado otros elementos pasivos como la optimización de forma y orientación, o las consideraciones de urbanismo bioclimático, ya que requerirían un análisis específico para cada edificio y lugar, por lo que el resultado al que se llega deja un margen de mejora para el diseño de cada edificio particular.